El emblema de Vegueta que pide cariño

El emblema de Vegueta que pide cariño

Al final de la calle de Mendizábal se encuentra la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, un edificio que también acoge a la Banda Municipal y a la Escuela Luján Pérez. Una infraestructura emblemática, ideada por un arquitecto imprescindible de la España del Siglo XX como Secundino Zuazo, y que espera por una promesa del Ayuntamiento para afrontar el deterioro de su exterior.

David Ojeda
Canarias 7, 18/11/2018

Tomás Van de Walle, presidente de la Real Sociedad, exhibe un lamento contenido mientras mira la fachada y señala unas laminas de plástico que están tras las rejas de acceso al edificio. Su utilidad es evitar que la gente orine y tire basura dentro. «Es lo único que ha hecho el Ayuntamiento, al menos, en los últimos 15 años», manifestó.

El lamento de Van de Walle no es una declaración de guerra. «No es nuestro estilo ni lo que pretendemos», aclara. Detrás de sus palabras, asevera, se encuentra la simple necesidad de poner en valor un edificio de gran valor patrimonial para la ciudad. «Detrás de esta obra está un arquitecto importantísimos, creador del Plan General de la capital en 1944, y hay que defender lo que eso tiene de valor para Las Palmas de Gran Canaria», comenta.

Tras la marcha de la Sociedad Filarmónica del inmueble, tres son los ocupantes actuales del mismo. Cada uno de ellos es propietario y responsable del mantenimiento interno de la infraestructura, pero aseguran que el contenido común y externo de la edificación pertenece al gobierno municipal. «Hay cosas que son muy necesarias hacer, como reforzar los balcones ya que ahora mismo no se puede asomar uno a ellos por riesgo a caerse. Y, entre otras cosas, sería necesario poner un ascensor en el edificio. El sitio ideal es aprovechar en la entrada el hueco que ha dejado la Sociedad Filarmónica y que en el caso de la Real Sociedad ocupa parte del despacho del presidente», indica.

Secundino Zuazo, arquitecto de este edificio, fue el responsable de obras tan señeras como los Nuevos Ministerios o la Casa de las Flores, en Madrid. Esto le sitúa como una referencia de la arquitectura a nivel nacional, un motivo por el que los usuarios actuales del inmueble lamentan especialmente el estado exterior que presenta.

«Nosotros asumimos las cuestiones interiores. Con nuestros cerca de 350 socios y las pequeñas cuotas que se pagan», indica Van de Valle. «Y este es un edificio en el que se concentra un importante activo cultural de la ciudad, por las instituciones que acoge y por las actividades que realizan. Nosotros, por ejemplo, tenemos semanas con más de un acto al día. Y los alcaldes de esta ciudad conocen perfectamente cómo funcionamos y el estado del edificio porque vienen mucho a las cosas que organizamos», culmina.

Los usuarios actuales del inmueble se han dirigido en varias ocasiones al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y a los responsables de patrimonio. Además, no creen que su reivindicación tenga un especial coste económico, ya que aseguran que en muchos de los casos se trata exclusivamente de cuestiones relacionadas con el mantenimiento.

Es la Escuela Luján Pérez, por ejemplo, es de las que reclama el ascensor. Esta entidad centenaria, ágora del arte en la capital por la que han pasado figuras como Felo Monzón, Santiago Santana o Rafaely, está situada en la tercera y última planta. Y creen que la instalación de un elevador permitiría una mejor interacción con el edificio, permitiendo transportar muchos de los materiales necesarios para su labor diaria.

En la Real Sociedad Económica del País también comparten esta demanda, ya que aseguran que hay muchas personas mayores que no pueden acudir a sus eventos por no poder subir las escaleras que presiden el ingreso al edificio.

Pero, insisten, lo principal es reivindicar el valor patrimonial de la obra de Zuazo. El peso cultural que este antiguo potrero, concebido en 1953 con su actual forma, ha tenido en el desarrollo urbanístico y social de la capital. Y que aspira seguir teniendo con una actuación que ponga al día su aspecto exterior mientras preside una de las calles céntricas del señorial barrio de Vegueta desde su privilegiada posición geográfica en la que tanto mira al corazón del barrio histórico como al Atlántico.

La actual edificación está ocupada por la Real Sociedad Económica de Amigos del Páis está ocupada por la organización civil desde el primer día. Esto fue producto de una compensación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria al seder la Sociedad su antigua sede junto a la iglesia de San Francisco, en la Alameda de Colón, para poder desarrollar la conexión entre esta calle y la actual Primero de Mayo.

La obra proyectada por Zuazo en Vegueta cuenta con innumerables factores que la convierten en singular dentro de las edificaciones emblemáticas de Las Palmas de Gran Canaria. Así lo atestigua José Luis Gago, arquitecto y socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. «El edificio interviene urbanísticamente en la ciudad renunciando a una parte del solar para crear una plaza exprofeso que obtuviera espacio suficiente a la interacción de la fachada con la ciudad y, a la vez, contrasta con la estrechez de las antiguas calles de Vegueta», expone en su documentación sobre el edificio.

Además, se significa que esta forma de orientar el espacio ofreció en su momento una manera novedosa de relacionar la ciudad con el mar, cambiando los cánones del momento y evidentemente siguiendo la estela del Plan General de la ciudad que el mismo Secundino Zuazo había desarrollado una década antes de la gestación de este inmueble llamado el de las academias.

Gago, a su vez, indica que también es de interés la estructura de hormigón armado que utilizó Zuazo ya que era un «material muy controlado por el Estado de esos años, al utilizar vigas de considerables cantos y luces para reducir el número de pilares y soportar las cargas previsibles de un edificio de uso público, apareciendo vistas las vigas de cuelgue en los forjados de los techos de los espacios mayores».

Detalles que ofrecen una visión clara del valor patrimonial de una edificación simbólica en la ciudad.

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